viernes, 15 de abril de 2011

Historia de la Congregación

La Compañía de Santa Teresa de Jesús se encuentra en Angola desde el 4 de Diciembre de 1949.
Está registrada según las normas oficiales. A finales de 2004 las hermanas que la forman son 108. Se encuentran, como Provincia religiosa, en 3 Países, Angola, Mozambique y San Tomé. La congregación es internacional, extendida por 4 continentes y en 23 países. Las comunidades son también internacionales. De las 108 hermanas, 88 son angoleñas, 10 españolas, 1 brasileña, 1 mejicana, 1 de Paraguay, 2 de Santo Tomé y 3 portuguesas.  La actividad fundamental de la Congregación es la promoción del hombre mediante la educación.
Las hermanas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús (Teresianas), llegaron a la misión el 27 de agosto de 1973, a pedido de los Misioneros de la Sallette, responsables de la misión. La misión recibida es la de dirigir la escuela, el dispensario y ayudar en el campo pastoral.
Las Hermanas tienen a su cargo en la actualidad la escuela de la Misión. Desde 1975 hasta el 1991, les fue tirada la dirección de la escuela, ya que los bienes de la Iglesia fueron expropiados, sin embargo nunca dejaron de colaborar como profesoras. Retomaron la dirección en 1991, aunque fue en 1994 cuando pudieron comenzar de una forma regular las actividades. Tienen I, II, III nivel, en los turnos de mañana, tarde y noche.
Mantienen un pequeño internado, que en los años de guerra fue orfanato, donde se recogieron niños pequeños abandonados por sus familias o cuyas madres morían de tuberculosis, cólera o hambre.
Es prioritaria de la Congregación la formación de la mujer. Las Hermanas asisten a un grupo de madres solteras aun adolescentes y jóvenes. También colaboran en el grupo PROMAICA (Promoción de la mujer angoleña de la iglesia católica), movimiento de la Diócesis de Benguela, extendido por otras diócesis de Angola.
La acción social de las Hermanas, incluye un barrio de ancianos, enfermos crónicos y huérfanos, apoyo a un grupo de alcohólicos anónimos e formación profesional para jóvenes con dificultades familiares.
A pesar de que en varias ocasiones hubo conflictos graves en el municipio de Cubal, las hermanas nunca abandonaron la Misión, por lo que la asistencia sanitaria nunca fue interrumpida, aunque si sufrió los efectos de la guerra.
Las hermanas asumieron desde el principio el dispensario, atendiendo en régimen externo a los enfermos que llegaban de todo el territorio de la misión. Los enfermos eran atendidos y recibían la medicación que se les distribuía para cada día de tratamiento. Esta forma de distribuir la medicación obligaba a los enfermos a permanecer en los alrededores de la sede de la Misión hasta que recuperaban.
Al terminar el tratamiento si no se encontraban aún recuperados volvían a hacer consulta. Enseguida se vio la necesidad de acompañar a los que llegaban más graves, y para protegerlos de la lluvia se iniciaron a construir pequeñas salas con adobes, estructuras de madera y paja, así como se solicitaron tiendas de campaña. Poco a poco se fue organizando un pequeño “campamento” de estructuras no definitivas que se tenían que renovar con frecuencia. El viento de la época lluviosa destruyó algunas instalaciones, un incendio quemó las estructuras de madera.
En el año 1983, los enfermos de tuberculosis que fueron detectados aumentaron considerablemente, por lo que las hermanas solicitaron a los misioneros Saletinos el terreno que era utilizado por los cristianos en las épocas de navidad y pascua, para ir recogiendo e internando a estos enfermos, pudiendo recibir medicación y alimentación. La asistencia médica fue solicitada a la organización Cruz Roja Internacional. Estos fueron los primeros en acompañar a los enfermos, orientando a la hermana enfermera que los cuidaba.
Desde 1987, el dispensario cuenta con presencia médica de una teresiana médica y desde 1991 con la segunda. Así como un grupo de hermanas enfermeras.
Como hechos relevantes en la etapa de dispensario las hermanas tuvieron que colaborar y dar asistencia en varias epidemias, cólera, sarampión, disentería por shigelhas. Como consecuencia de la epidemia de cólera y el hambre consecuencia de la epidemia y de la guerra, fue necesario crear unas cocinas comunitarias y atender a todas las personas que acudieron con desnutrición, incluso salir a recoger a los enfermos y muertos que se encontraban en el camino.
Hasta febrero de 1993, en el municipio de Cubal, funcionaba el hospital Municipal con la ayuda de la ONG, Médicos sin Frontera (MSF) de Francia. Ellos asumían la maternidad, la cirugía y la traumatología. En febrero, como consecuencia de la situación político – militar, MSF, abandonó el municipio y el hospital de la ciudad fue abandonado por el personal y saqueado. Desde esa fecha la única asistencia sanitaria prestada a la población fue en el dispensario de la Misión, no solo en el municipio sino en todo el interior de la Provincia de Benguela. De Benguela hasta Huambo era el único lugar con asistencia médica, debido a la presencia de dos hermanas teresianas médicos que tuvieron que asumir todo tipo de patología.
Las carreteras estuvieron completamente cortadas por lo que fue imposible la evacuación, motivo por el que se tuvo que improvisar quirófanos en las salas de consultas, y a veces bajo los bombardeos a los que fue sometida la Misión, fueron realizadas operaciones de urgencias para atender a los heridos de guerra que fueron muchos. El hospital se convirtió en hospital de campaña y recogió heridos de los combates, sin hacer distinción entre los combatientes.
A partir de 1993, y como consecuencia de lo anteriormente expuesto, el dispensario comienza a realizar actividades obstétricas y quirúrgicas. Sin dejar de atender a los enfermos de tuberculosis que cada vez fueron aumentando.
En 1994, después de varias entradas y salidas de los diferentes ejércitos, se normalizó la situación militar. La población volvió a la ciudad, ya que desde febrero y durante varios meses se refugió en la Misión. Aumentó el número de personas que huyendo de las comunas y aldeas se refugiaban en los barrios del municipio. Hubo una epidemia de sarampión que hizo aumentar el número de niños desnutridos, llegaron a estar más de 400 niños, de forma que la situación se hizo incontrolable, sobre todo por falta de recursos humanos. Se solicitó la presencia de MSF, que ahora en el terreno de la Misión organizó un Centro de Nutrición Intensiva (CNI). Esta presencia duró hasta diciembre de 1998. Todo el último año la asistencia de la médica fue por parte del Hospital. Posteriormente MSF colaboró en la actividad del Centro Anti-tuberculoso.

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